San Secundino, Obispo de Cástulo en época romana, fue azotado hasta ver los huesos de su espalda. Esta obra recoge magistralmente todos los elementos de la escena. Secundino, atado a un madero, es azotado por dos verdugos mientras sus ropajes episcopales –mitra, báculo y capa pluvial- yacen en el suelo. Desde un rompimiento de gloria aparece un ángel con la corona victoriosa y la palma, ambas simbolizan la gloria alcanzada por el nuevo mártir.