Forma parte de una colección de seis lienzos sobre la vida de la Virgen, todos atribuidos a Palomino y fechados a comienzos del siglo XVIII. La obra muestra la presentación del niño en el templo, portado por María que lo presenta al anciano Simeón. Jesús es el personaje más iluminado y centro de la composición, cerrando esta con San José portando un par de pichones como ofrenda a la derecha, y un teatral personaje que se asoma a la escena tras un telón a la izquierda.
“Había entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón […] le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu, fue al templo. Y cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo acostumbrado según la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios […]”. Lc 2, 22-35