Forma parte de una colección de seis lienzos sobre la vida de la Virgen, todos atribuidos a Palomino y fechados a comienzos del siglo XVIII. La obra representa el momento en que Jesús es circuncidado, siendo el niño el centro de la composición. San José y la Virgen, en segundo plano, muestran la angustia paternal ante el delicado momento, cerrándose la obra con un marco arquitectónico y un delicado cielo con leves toques rosáceos.
“Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidar al niño, le pusieron por nombre Jesús, como lo había llamado el ángel antes de su concepción”. Lc 2, 21-24