En uno de los pilares del templo, junto a la rotonda del lado de la Epístola, se halla una urna que alberga en su interior una pequeña imagen de la Virgen, conocida como Nuestra Señora del Pozo. El 5 de agosto de 1685, limpiando uno de los pozos de la casa donde vivió Roelas –muy cercano a donde está la urna-, se encontró esta pequeña imagen de la Virgen. Se recibió con gran alegría y rápidamente se puso a los pies de la imagen de San Rafael, donde recibió culto hasta 1737, año en el que se ubicó en la urna que aún hoy la cobija. Cada 5 de agosto la Hermandad de San Rafael le dedicó una misa, siendo muy querida entre sus cofrades.