El Sumo Sacerdote interrogó a Jesús acerca de sus discípulos y de su enseñanza. Jesús le respondió: "He abiertamente al hablado mundo; siempre enseñé en la sinagoga y en el Templo donde se reúnen todos los judíos, y no he dicho nada en secreto. ¿Por qué me interrogas a mí? Pregunta a los que me han oído qué les enseñé. Ellos saben bien lo que he dicho". Apenas Jesús dijo esto uno de los guardias allí presentes le dio una bofetada, diciéndole: "¿Así respondes al Sumo Sacerdote?" Jesús le respondió: "Si he hablado mal, muestra en qué ha sido; pero si he hablado bien, ¿por qué me pegas?" Entonces Anás lo envió atado ante el Sumo Sacerdote Caifás. Jn 18, 19-24.
La versión latina del Evangelio de Juan usa la palabra alapa, que significa bofetada, pero el original griego emplea el término ῥάπισμα, (rápisma), que significa igualmente bofetada, pero también, y preferentemente, golpe. Ese golpe sería probablemente dado con un vergajo o porra, utilizado por uno de los alguaciles al servicio de la autoridad judía.
La imagen de la Sábana Santa presenta la huella de un golpe propinado por un objeto alargado y sostenido por alguien de estatura menor que Jesús y zurdo, que se encontraba a la derecha del Maestro. La dirección del golpe es diagonal al rostro y lastima la mejilla derecha y la parte media de la nariz, en la que se encuentra roto el cartílago nasal.
Los análisis practicados a la Sábana han detectado también rastros de salivazos, procedentes quizá de esta burla, lo mismo que la ostensible desviación de los pelos de la barba bífida, cuyos mechones han sido torcidos hacia el lado izquierdo del rostro a fuerza de tirones.