Vidriera que representa al niño mártir, San Pelagio. Asturiano de nacimiento, Pelagio –o Pelayo- fue educado por su tío el obispo de Tuy, siendo apresado y traído a Córdoba, donde fue encarcelado. El emir de Córdoba intentó tener acercamientos deshonestos, que Pelagio siempre rehusó, provocando un horrible martirio, sufrido el 26 de junio de 925. Se le ha representado portando un ramillete de azucenas, símbolo de su pureza, y la palma que alude al martirio.